LA HISTORIA DE YO
Érase una vez un niño normal que vivía y
jugaba con sus compañeros de escuela. Sus compañeros de escuela eran Tu, y Él,
con los que compartía una estrecha relación.
Tu era divertido y el jefe de la
pandilla, y era el que dirigía los juegos porque era el que tenía más
iniciativa. Él era un chico bastante marginado, solo y callado, que también
compartía ratos de juegos con Yo.
Yo creció poco a poco y así pasó a tener
unos doce años cuando se peleó con Tu. No era una de esas peleas normales, sino
que duraba días y días. Tu reunió a sus amigos para pegar a Yo, y éste se
marchó de la pandilla.
Él, que lo había visto todo se quedó
igualmente, ya que sabía que le pegarían si se iba.
Yo estuvo un tiempo solo expresando sus
ideas, que fueron machacadas por sus adversarios. Pero al final un amigo
apareció, se llamaba Altr, y también le gustaba hablar de filosofía. Los dos
juntos intentaron revolucionar el pensamiento de sus compañeros del colegio
junto con Juno, que no estaba muy de acuerdo.
Al final, Yo fue llamado al despacho del
director Mayor.
El director le dijo que dejara de
difundir sus ideas y se centrara en sus estudios. Muchos apoyaban a Yo, como
Ben o Ralt, y éste no tenía miedo y le dijo al director que había sacado buenas
notas y que la libertad de expresión era un derecho, y muchas cosas más.
Al cabo de unos años Yo estudió
filosofía en la ciudad de Nosotros, y allí conoció a Mi. Después de terminar la
carrera de filosofía, Yo se puso a formar un partido al que llamaría Los
Pronombres Unidos, y ganó las elecciones. Se puso a cambiar el mundo, ése era
su sueño, y lo sabía.
Cuando ya tuvo cincuenta años y había
salvado unos cuantos países y se había
casado con Mi, se retiró a escribir libros. Les explicó a sus hijos, Ella y Mo,
las historias de los que no le habían creído y los que lo habían tomado por
loco.
Años después, a punto de morir, las
últimas palabras de Yo fueron:
“Recordad todos, habéis venido para
hacer de éste un mundo mejor, y no hagáis caso a los que os toman por locos, y
no digáis demasiado rápido la palabra <<loco>>”
Y así terminó la larga vida de Yo, corta
para ti que la has leído, pero larga para él.
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